Hay que tener muy claro las particularidades del tejido elegido para tu sofá o sillón. Esto es muy importante porque cada tejido tiene sus propias características técnicas y de lavado, aunque de manera general siempre se lava en frío, usando detergentes neutros, nunca emplear lejía para su limpieza y además lavar siempre las fundas del revés.
No dudes en manipular tu sofá o sillón para limpiarlo, pasa un par de veces el aspirador a la semana. Si la pieza está contra la pared, retíralo para poder aspirar la parte trasera, sacude los cojines para mantenerlos mullidos y conseguir que desaparezca cualquier partícula de polvo adherido a él.
Si sometes a tu sofá o sillón a estas condiciones puede que la vida de estos se acorte notablemente. Un ejemplo claro de ello es la exposición continua a la luz solar, puede afectar al color de su tejido y dañar el material.
Este punto a la mayoría de los consumidores les parece una locura, pero no lo es y tiene una explicación muy simple. Si siempre te sientas en el mismo sitio notarás que con el tiempo se va deteriorando más que el resto. Si es posible, intercambia de vez en cuando la posición de los cojines. Toda espuma cede con el tiempo y también con el uso.
Cuando hablamos de fuentes de calor nos referimos a radiadores, estufas u otras fuentes similares.
Con este tipo de acciones puedes dañar la estructura del brazo, estas piezas no están fabricadas para soportar tanto peso.
Las riñoneras normalmente se fijan al respaldo por medio de cremalleras, que pueden dañarse si nos incorporamos apoyándonos en ellas.
Estos mecanismos no están hechos para soportar todo nuestro peso en el borde de su sentada una vez que están extendidos. Esta parte está reservada para estirar las piernas, no para llevar todo el peso del cuerpo.
Uno de nuestros consejos más básicos, cuando te sientes o te levantes, el relax debe estar completamente cerrado, para no forzar el mecanismo.
Tener siempre cuidado con los sofás eléctricos y los objetos domésticos a la hora de cerrar un módulo, ya que estos pueden llegar a bloquear el mecanismo. Si al cerrar el relax hay algún obstáculo, el motor continuará empujando, pudiendo provocar daños.
Algunos modelos de sofás tienen brazos que se reclinan. Sus mecanismos están diseñados para realizar aperturas y cierres en diferentes posiciones. No debemos forzar el mecanismo, realizando el movimiento como corresponde para evitar roturas.
Muchos sofás llevan patas centrales de refuerzo, que pueden doblarse o partirse al rodar, por lo que hay que tener cuidado ya que se pueden dañar.
Hay que tener muy claro las particularidades del tejido elegido para tu sofá o sillón. Esto es muy importante porque cada tejido tiene sus propias características técnicas y de lavado, aunque de manera general siempre se lava en frío, usando detergentes neutros, nunca emplear lejía para su limpieza y además lavar siempre las fundas del revés.
No dudes en manipular tu sofá o sillón para limpiarlo, pasa un par de veces el aspirador a la semana. Si la pieza está contra la pared, retíralo para poder aspirar la parte trasera, sacude los cojines para mantenerlos mullidos y conseguir que desaparezca cualquier partícula de polvo adherido a él.
Si sometes a tu sofá o sillón a estas condiciones puede que la vida de estos se acorte notablemente. Un ejemplo claro de ello es la exposición continua a la luz solar, puede afectar al color de su tejido y dañar el material.
Este punto a la mayoría de los consumidores les parece una locura, pero no lo es y tiene una explicación muy simple. Si siempre te sientas en el mismo sitio notarás que con el tiempo se va deteriorando más que el resto. Si es posible, intercambia de vez en cuando la posición de los cojines. Toda espuma cede con el tiempo y también con el uso.
Cuando hablamos de fuentes de calor nos referimos a radiadores, estufas u otras fuentes similares.
Con este tipo de acciones puedes dañar la estructura del brazo, estas piezas no están fabricadas para soportar tanto peso.
Las riñoneras normalmente se fijan al respaldo por medio de cremalleras, que pueden dañarse si nos incorporamos apoyándonos en ellas.
Estos mecanismos no están hechos para soportar todo nuestro peso en el borde de su sentada una vez que están extendidos. Esta parte está reservada para estirar las piernas, no para llevar todo el peso del cuerpo.
Uno de nuestros consejos más básicos, cuando te sientes o te levantes, el relax debe estar completamente cerrado, para no forzar el mecanismo.
Tener siempre cuidado con los sofás eléctricos y los objetos domésticos a la hora de cerrar un módulo, ya que estos pueden llegar a bloquear el mecanismo. Si al cerrar el relax hay algún obstáculo, el motor continuará empujando, pudiendo provocar daños.
Algunos modelos de sofás tienen brazos que se reclinan. Sus mecanismos están diseñados para realizar aperturas y cierres en diferentes posiciones. No debemos forzar el mecanismo, realizando el movimiento como corresponde para evitar roturas.
Muchos sofás llevan patas centrales de refuerzo, que pueden doblarse o partirse al rodar, por lo que hay que tener cuidado ya que se pueden dañar.